Que difícil se hace entender cómo y de qué manera tan sumamente fácil e indeseada se puede llegar a meter la pata hasta tal punto en el que llegas a replantearte una mil cosas.
Dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra; pero en el Evangelio también se dice que: "Quien este libre de pecado que tire la primera piedra". ¿Cómo no tropezar más de una vez con la misma piedra si parece que el camino está repleto de ellas? Es sin duda algo que al ser humano aún le queda por aprender; es aún una tarea pendiente.
Podemos sentir rabia, coraje, enfado, duda y muchas cosas más; pero con sinceridad diré que parece lógico que tropecemos dos, o incluso más veces, con la misma piedra ¿Quién la mueve para que volvamos a tropezar con ella? Creo que la respuesta yace en cada uno; cada uno es el que, queriendo o sin quererlo, movemos esa piedra para volver a tropezar una vez más.
¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Cómo actuar?...tres preguntas y solo una respuesta: hay que actuar, hacer y hablar con el corazón, responder a sus impulsos y ver por el propio bienestar y el de los demás, tratando de no perjudicar a nadie y, si esto sucediera, si por algún acto o palabra que se haga se perjudica a alguien, lo mejor, quitarse del medio, apartarse y ser "invisible".
Hay momentos en los que es mejor hacer lado y dejar paso a gente que haga las cosas de la mejor manera, pero antes debemos corregir el error. Pedir disculpas y corregir la metedura de pata.
Reconozcamos en definitiva que el ser humano es una máquina tan inteligente y a la vez tan sumamente estúpida que llega a cometer fallos de los que tarde o temprano acaba arrepintiendose.
Fran Hernández
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